Textiles Iskonawa

Durante mucho tiempo, la tradición del diseño iskonawa corrió el riesgo de desaparecer, pero gracias a los esfuerzos de los ancianos, este legado sigue transmitiéndose a las jóvenes de la comunidad. Esto no sólo refuerza su identidad, sino que también preserva la memoria colectiva del pueblo. Según la antropóloga Carolina Rodríguez, la explicación de los diseños iskonawa está ligada a la memoria familiar y al parentesco de su pueblo.

Los diseños iskonawa, caracterizados por sus motivos cuadrados y en zigzag, conocidos como "kere kere", se utilizan en una variedad de objetos, que van desde telas de tocuyo hasta artefactos y, a veces, incluso en el propio cuerpo durante festividades o rituales (Rodríguez, 2020).

En una entrevista con Neyra Perez, menciona que los diseños antes se hacían solo en el cuerpo: 

"Mis antepasados vivían junto al cerro 'El Cono'. Mis abuelos no pintaban en la tela; se pintaban el cuerpo cuando iban a cazar, cuando iban al monte. Pero nosotros, que somos de la tercera generación, ahora plasmamos estos diseños en la tela. Los diseños son representaciones de animales, y el zigzag representa la colina de 'El Cono', de donde proceden mis antepasados".

Los tintes naturales se extraen de la corteza de árboles como el yacushapana, y también utilizan arcilla o barro negro para dibujar finas líneas que forman parte de la iconografía del pueblo iskonawa. Otros tintes naturales son el huito o "chehe cimi", que proporciona el color negro, y que también se utilizaba en los diseños corporales. Además, el color negro extraído del huito puede conservarse más tiempo mediante el proceso de hervir la pulpa. El achiote también se utiliza para obtener el color rojo, y la sanipanga para el color morado.

Neyra Pérez nos cuenta el proceso que utilizan los iskonawa para obtener los tintes naturales:

"Los colores que se obtienen de la corteza del árbol de yacushapana van del marrón a los tonos tierra (...) Para iniciar el proceso de teñido, debemos recoger una gran cantidad de corteza y dejarla secar durante dos días. Una vez seca, raspamos la corteza con un cuchillo y la hervimos en una olla grande. A continuación, vertemos el extracto de la corteza en una bandeja grande. Introducimos la tela cruda en este baño de tinte y la secamos al sol. Una vez seca, la volvemos a meter en el baño de tinte y, al cabo de dos o tres días, la tela está completamente teñida. Luego la secamos bien al sol durante otro día, y es entonces cuando diseñamos encima con la arcilla. Tardamos uno, dos o tres días en completar el diseño".

También existe otro proceso para obtener el tinte natural con el que se crean los diseños iskonawa:

"Hervimos la corteza de yacushapana en una olla pequeña, y con ese líquido pintamos directamente sobre la tela cruda (...) con la yacushapana sale negro, luego de otra corteza extraemos un color café que, junto con el barro, pintaríamos la tela."

Hay poca información sobre la vestimenta tradicional de los iskonawas; sin embargo, a través de investigaciones recientes, se ha registrado un tipo de falda que llevaban tanto hombres como mujeres llamada "Hanpeinti", y estaban hechas de corteza de llanchama. Estas faldas se utilizaban en ocasiones especiales como celebraciones.