La elaboración de arcos y flechas es exclusiva de los hombres y se utilizan para cazar diversos animales que contribuyen a la seguridad alimentaria de la comunidad. Entre ellas están las Wanin, que son flechas para cazar animales como monos, aves y el añuje. Se fabrican con madera de palma de durazno pijuayo, huesos de venado y se atan con hilos de algodón.
La flecha Kespin se fabrica con la palmera ungurahui y es de tamaño medio que se utiliza para cazar animales más pequeños, como pájaros. También está la Koa, una flecha con punta larga y lisa hecha de wanin o pijuayo. La intersección entre ambas partes está cubierta por hojas de maíz y atada con hilos de algodón. Se caracteriza por un conjunto de dos, tres o cuatro puntas pequeñas y afiladas que se unen a la punta mayor, dependiendo de si estaban destinadas a cazar aves u otros animales (Rodríguez, 2020).
"Mi abuelo hacía flechas, yo había cazado con él varias veces, había visto que para cazar añujes se usaban flechas cortas, hechas de cañas fuertes, pero la punta era larga, con eso cazaban animales grandes (...) por ejemplo, para cazar un mono era más liviano, podía sacarlo, las flechas eran más largas para que el mono no escapara. Mi abuelo hacía veneno con plantas para las puntas de las flechas, porque los animales no se mueren así como así. Solía ver a mi abuelo hacer un escondite, lo llamamos Maspu hecho con las hojas del shebon o irapay, y cazábamos desde allí". Felix Ochavano Iskonawa.
Los diseños aplicados a las flechas tenían la finalidad de pacificar a los animales que se pretendía cazar, aumentando así la eficacia de su uso. (Rodriguez, 2020).
La macana o wino es un artefacto de una sola pieza, y tiene una forma particular con el mango delgado, y la segunda parte más larga y gruesa. Lo fabrican y utilizan los hombres en las fiestas para provocar a otros participantes, en las que cantan y bailan en círculo mientras agitan la macana o el wino.