Las actividades de subsistencia pueden ser tradicionales y no tradicionales. En la comunidad de Shipetiari, aún se realizan las siguientes actividades que se vinculan con la tierra y el bosque.
Los matsigenka realizan sus chacras cada 3 a 5 años, ya que, con el cultivo continuo, los minerales que nutren la tierra desaparecen. La técnica que emplean es la tumba, roza y quema del monte o árboles. Primero limpian el terreno y luego siembran sus cultivos en épocas de verano, cuando las lluvias han cesado. Durante este proceso, los hombres trabajan solos o con sus hijos, mientras que las mujeres asisten a los trabajadores con masato, una bebida elaborada a base de yuca sancochada, masticada y fermentada. Después, las hijas y las mujeres se encargan de la siembra y tanto hombres como mujeres pueden participar en la cosecha, (Fabian, 2020).
Antiguamente, en el proceso de siembra de la yuca, era importante seguir pautas para asegurar una buena chacra, como nos cuenta Romelia:
"Se observa la luna llena para sembrar la yuca, y también se cosecha el tallo. Las semillas no tienen que estar muy juntas, porque se dice que se parece a la canilla (patas) del siwayro. Las semillas que no son buenas, siempre serán consumidas por ese animal, por eso deben seleccionar las semillas (...) Antes de la siembra, sólo pueden participar mujeres que no estén menstruando, porque si no, no producirán un buen producto, una buena yuca, las plantas pueden secarse y no darán un buen resultado (...). Las mujeres embarazadas no van a la chacra a pasear, están prohibidas, no pueden sembrar, después que nace el bebé, después de 3 meses se les permite ir a sacar la yuca" (Romelia, Shipetiari; 2023).
Estas reglas y prohibiciones eran fundamentales en la cosmovisión matsigenka, ya que pronosticaban una buena cosecha y beneficiaban a toda la comunidad, al buscar una alimentación de calidad para todos. Sin embargo, algunos de estos conocimientos están siendo desplazados por las nuevas formas de producción, los alimentos procesados y una visión moderna de desarrollo que no valora la biodiversidad alimentaria nativa.
Entre los alimentos que siembran se encuentran la yuca, plátano, camote, maíz, zapallo, uncucha, cacao, dale dale, sachapapa y caña de azúcar. También cultivan diversidad de frutas como la papaya, coco, camu camu, copoazú, piña, cítricos, entre otros. Es importante reconocer que estas prácticas protegen la soberanía alimentaria y el bienestar de la comunidad en su conjunto.
La actividad de recolección es complementaria a las demás actividades productivas, se realiza cuando salen a cazar, pescar o se va a trabajar a la chacra. Además, se aprovechan las frutas de estación provenientes de palmeras como el huasai, aguaje y ungurahui, y de otras plantas como la chimicua y el machete de gato para compartir con la familia y comunidad.
Otra actividad importante es la recolección del suri, un gusano comestible muy popular en la Amazonía, como alimento rico en proteínas. Hay tres variedades conocidas como “pigirio” y “paigri” (pequeño y grande), shigopa que se cosechan de las palmeras de aguaje, pona, huicongo, shapaja. Los meses de mayor abundancia para recolectar son: febrero - abril, en las temporadas de lluvia.<br>
La caza y la pesca son actividades que se llevan a cabo durante todo el año en la comunidad. Por lo general, estas actividades están asociadas a los hombres, pero en el caso de la pesca puede variar, ya que las mujeres también pueden pescar o acompañar. En ocasiones, la pesca se convierte en una actividad familiar, en la cual participan tanto hombres como mujeres y niños.
La caza es una actividad tradicionalmente realizada por hombres y está asociada a ritos de preparación para internarse en el monte, pedir permiso a los dueños de los animales y de iniciación masculina. Según Rosengren, “la caza es una actividad exclusivamente masculina, ya que se cree que la sangre menstrual atrae a los dueños o espíritus de los animales, unos espíritus poderosos que perturban el equilibrio en el monte, lo cual puede afectar la habilidad del cazador”.
Un buen cazador muestra respeto hacia los espíritus del monte, conocidos como saankariite en matsigenka, y lleva consigo el ivenkiki o semilla de piripiri, que lo protege y ayuda a cazar. El ivenkiki se utiliza tanto en la caza, la pesca como en la agricultura. Se cree que al morder la semilla y al pasarla por la espalda, se alejan los malos espíritus que deambulan por el monte, garantizando la protección y éxito en la cacería.
Para cazar animales como sajinos, monos y aves, se utilizan armas como arco y flecha. Los tipos de flechas cuentan con alrededor 7 puntas diferentes para los distintos animales, tanto para la caza como para la pesca. Para cazar animales grandes, sobre todo cuadrúpedos, se usan de preferencia flechas largas, que permiten entrar profundamente en el cuerpo del animal, también hay flechas que llevan cuatro o cinco puntas pequeñas (una central y las demás divergiéndose a los lados) hechas de madera de color marrón (Swierk, 2006).
En la caza de monos se usan flechas con puntas de madera de pijuayo y de otras palmeras duras, así como puntas de paca, que es un tipo de bambú (Swierk, 2006). También usan armas modernas como la escopeta, esta última se ha introducido a la comunidad por el contacto con foráneos.
La cacería requiere de gran energía, habilidades para escuchar los sonidos de los animales y conocimientos para moverse por el monte. Es una habilidad que aprenden con la práctica, es por ello que los jóvenes son iniciados entre las edades de 8 a 10 años, acompañando a los adultos y practicando con flechas pequeñas fabricadas por los padres. Una vez que han adquirido cierta habilidad, se les permite realizar su primera cacería utilizando herramientas más grandes. Es importante destacar que la primera presa no debe ser consumida por el cazador, ya que se considera un mal augurio, como nos explica Javier:
"La primera vez que cacé, cazé huangana, la segunda vez fue mono, la tercera vez fue picuro. Cuando es la primera vez que cazas, no comes (esa carne), tienes que comer otra cosa (...) En la cuarta vez si matas algo de 6 entonces ya puedes comer (...) La primera vez no puedes comer, porque si comes ya no cazas entonces, mala suerte" Javier, joven de Shipetiari, 2023)."
Este testimonio da cuenta de los códigos tradicionales establecidos para mantener un “orden y un límite” que asegure el equilibrio en las actividades de supervivencia para no volverlas predatorias del bosque. Estos límites, basados en el respeto a los demás seres de bosque, han permitido una convivencia positiva entre los pueblos indígenas y la biodiversidad amazónica, usando sus recursos y permitiendo su regeneración.<br>
Es una actividad muy común que los matsigenkas realizan durante todo el año en las quebradas y los ríos para alimentarse, ya que los peces aportan proteínas y nutrientes a sus dietas. Esto es importante para la seguridad alimentaria de la comunidad.
En la Amazonía, hay dos estaciones climáticas que determinan la abundancia de los peces: la vaciante y la creciente. Durante la época de creciente, que es cuando los ríos aumentan su caudal, es el momento propicio para la pesca, ya que muchos de los peces migran a los grandes ríos. Es en este tiempo-espacio vital donde se encuentran principalmente especies como el boquichico y la carachama.
En la pesca se requieren habilidades y conocimientos específicos, que se heredan de generación en generación. A partir de los 8 años, los niños matsigenkas comienzan a practicar las habilidades básicas para la pesca. Además, se adhieren a dietas estrictas durante una semana para garantizar una buena pesca, como menciona Javier:
"Cuando me llevaron a pescar, había muchas sardinas, me dijeron tú no vas a comer eso, cuando estás comiendo mucho no vas a pescar muchas sardinas, tienes que hacer una dieta especial durante una semana, tienes que comer yuca (...). Lo que él caza, entonces yo tengo que comer lo que yo cazo, él tiene que comer" Javier, joven de Shipetiari, 2023.
Los matsigenkas siguen utilizando herramientas tradicionales para la pesca, como flechas hechas de palma de chonta para dar un mejor acabado a las puntas, que se adornan con plumas de aves como el guacamayo, el paujil y el trompetero. Otra técnica empleada es el uso del barbasco, una sustancia venenosa de origen vegetal que se coloca en las caletas de los ríos para aturdir a los peces. También utilizan instrumentos "modernos", como anzuelos y redes sintéticas.