El pueblo Shipibo-Konibo es reconocido por sus manifestaciones artísticas, entre ellas la alfarería o cerámica, con diseños kené, especialmente elaborada por las mujeres. La alfarería Shipibo-Konibo guarda gran similitud con el estilo Cumanya, que como lo demuestran algunos estudios arqueológicos, se desarrolló hace más de mil años en el alto Ucayali. (Mincul, 2019).
En el pasado, la cerámica tenía un gran valor para el intercambio comercial - fluvial, no monetario. Además, la cerámica se utilizaba en las grandes festividades donde toda la comunidad se conglomeraba y compartía la bebida del masato en vasijas con diseños deslumbrantes, también era un espacio donde las mujeres mostraban sus habilidades como alfareras.
Antiguamente, una ceramista elegía a una de sus nietas como aprendiz. La nieta de 4 o 5 años, se iba a vivir con su abuela para aprender el arte de la cerámica y curarse de transmitir estos conocimientos, para que luego tuvieran sus propios pensamientos, o diseños.
Hoy en día las mujeres Shipibo-Konibo continúan el legado y la tradición de la cerámica policromada, desarrollada entre los años 800 y 1600 d.C., esto demuestra que las mujeres de hoy son las herederas de una tradición artística amazónica de más de 1200 años.
El proceso cerámico shipibo-konibo incluye dos categorías principales: la pieza destinada a ser colocada sobre el fuego para cocinar y las piezas que no entran en contacto con el fuego, sino que se utilizan para almacenar, fermentar y servir bebidas y comidas (Mincul 2019, Deboer y Latharp, 1979).
Estos dos tipos de piezas se fabrican con arcillas diferentes y tienen acabados y procesos distintos. Por ejemplo, las piezas de fuego, como las ollas de cocina, están decoradas con incisiones y perforaciones de dedos en las paredes, pero no están engobadas ni pintadas con diseños kene. En cambio, las piezas que no van sobre el fuego, como las vasijas para servir y las jarras para almacenar y fermentar bebidas, están engobadas con complejas composiciones de diseño kene. Además, están barnizadas por fuera y lacadas por dentro para impermeabilizarlas y mantener así frescas las bebidas. Las piezas están representadas con imágenes de jaguares, monos, tortugas y armadillos, y pertenecen a la clase de cerámicas que no se exponen al fuego, llevan engobe, pintura con diseños kene y barniz.
La elaboración de la cerámica pasa por meticulosos procesos hasta llegar a su creación final. En principio, se recogen materiales extraídos del bosque, como las arcillas o mapo, de las que existen dos variedades: El kenti ati mapo, una arcilla gris utilizada en la fabricación de piezas que se sellan o curan al fuego, como las ollas de cocina. El kencha ati mapo es una arcilla gruesa de color marrón claro y se utiliza para fabricar piezas como jarras para guardar bebidas o piezas decorativas, y éstas no se sellan al fuego. Además, en el proceso de elaboración de la cerámica se utiliza agua en varios momentos, para remojar la arcilla y eliminar impurezas que podrían dañar la masa (Mincul, 2019). Otro insumo utilizado es la ceniza de apacharama y se extrae de la corteza de un árbol llamado moai en Shipibo-Konibo.
Se utiliza como desengrasante y se mezcla con la arcilla limpia para preparar la masa, también el kenkex es un material reciclado (son vasijas rotas, molidas y tamizadas) y se utiliza en la mezcla con la apacharama. El kenkex aumenta la adherencia de la masa preparada, se considera que la pieza reciclada en la elaboración de la cerámica la hace más resistente y se rompe con menos facilidad.
Para finalizar el proceso de fabricación de la cerámica, se utilizan tintes naturales para el diseño, que son tierras coloreadas, entre ellas está el maox, una tierra blanca, crema y o brillante, además está el itawana , una piedra de tierra oscura que se disuelve en agua cuando se frota y su color varía entre el negro y el marrón. El yopiri o itanwana es una tierra de color rojo oscuro que abunda en las orillas de los ríos en épocas de sequía o vaciante, su tinte se utiliza en cerámica para almacenar agua.
Otros materiales utilizados para hacer cerámica es el huingo, utilizado para hacer una espátula de diferentes tamaños para moldear las piezas, así como el pelo de bebé para hacer pinceles y lograr trazos finos. Actualmente se ha comercializado la venta de arcilla negra y roja, ya que la demanda de cerámica ha aumentado debido al mercado turístico.
Hablando con Leidy Panduro, que procede de una familia tradicional de ceramistas, nos cuenta sus comienzos:
"Vengo de una familia de ceramistas, mi abuela por parte de padre, por parte de madre también hacían cerámica para uso propio, pero no para la venta, porque antiguamente se utilizaba en sus cocinas. Crecí con esa visión, vi que mis abuelos hacían cerámica, mi madre también hace cerámica. Yo ayudaba a hacer las líneas finas, porque todavía no sabía sacar los diseños de mi mente, porque los diseños de cada pieza los sacamos de nuestra mente y queda plasmado en cada pieza (...), cuando tenía 25 años ya hacía cerámica sola, tenía mis propios pensamientos. Plasmamos la experiencia de la selva, de los ríos, de lo que soñamos también, por eso en cada pieza los diseños son diferentes (...) La cerámica es como si estuvieras con tu familia. Hacemos de arcilla, de plantas y cáscaras de árboles, de estos mismos materiales los dueños te hacen soñar, entonces te hace ver tu futuro, lo que vas a hacer después, lo que tiene que ser. Yo le pedí que me diera sabiduría, yo quiero aprender cerámica, y un día me mostró muchos modelos, muchos diseños y yo me acordaba muy bien de esas piezas, entonces dije voy a intentarlo, así empecé a ser artista ceramista". Leidy Panduro, 2023.