El origen del tejido está vinculado al rito de paso y mitos que conforman el mundo matsigenka.
Es importante destacar el papel crucial del rito de la menarquía o nandarotaki (primera sangre), desempeñó un papel crucial en la transición de las mujeres matsigenkas. A partir de este rito, se produce un acercamiento a comprender y aprender el proceso del hilado y el tejido, así como expresiones artísticas relacionadas.
Durante este proceso, las jóvenes son iniciadas en el arte del hilado y el tejido, y son acompañadas por sus abuelas, quienes les brindan consejos y orientación sobre la vida y el tejido. Además, se sigue una dieta estricta, que solía durar varios meses. La finalización de la menstruación marca un hito importante en su aprendizaje, donde adquieren conocimientos significativos, siendo el tejido una expresión artística fundamental (Rojas, 2017).
Otra expresión que ayuda a comprender el origen del tejido es el mito de Eto. Según la leyenda, Eto es una mujer araña que conoce a un joven en el monte y se enamoran, decidiendo ir a vivir a la casa de su suegra, como nos cuenta Gregorio:
“Había una vez un joven matsigenka que solía ir al monte todos los días. Un día se encontró con una chica muy bonita, sin darse cuenta que era una araña comenzaron a conversar y a pasar tiempo juntos. Pero cuando la mamá le preguntó por qué se demoraba tanto en el monte y que había visto, el joven negaba haber visto algo.
A medida que se fueron conociendo mejor, el joven le confesó a su madre que había encontrado a su pareja. Entonces su mamá le dice que puede traerla a casa, para que le ayude a cocinar, a hilar, a hacer masato. Al día siguiente Eto pregunta qué le dijo su mamá, el joven dijo que nada, entonces Eto le confronta diciendo que sí le dijo algo porque ella escuchó la conservación. El joven confirma que sí.
Eto preocupada, le dice que no puede ir a su casa, porque ella no sabe hacer lo que ellos hacen, pero el joven insiste y la convence.
Al día siguiente van juntos a la casa de la mamá del joven. La mamá vio que su hijo estaba contento, que se reía. Y así, hasta que un día la suegra le da a Eto una porción de algodón para hilar, pero Eto no sabía, así que comenzó a sacar la pepa del algodón y tragárselo. Saco muchos hilos de su ombligo, y hacia muchas cosas, pero un día la suegra se enojó y rompió lo que ella estaba haciendo, entonces Eto llamó inmediatamente al joven contándole que su mamá es mala, y que a partir de ahora no va a enseñar a nadie a hilar y tejer, ni siquiera a su hermana, tampoco sus descendientes van a saber hilar (...), ella comenzó a alistarse, y se fue. Y así es el cuento, si no, las mujeres hubieran aprendido a hilar sin esfuerzo. Gregorio, Shipetiari, 2023.
Este relato mítico, narrado por Gregorio, ilustra el valor del tejido en relación con un ser del bosque, así como los procesos de la creación artística desde la cosmovisión matsigenka.
El kushmas o manchakinstsi es la vestimenta tradicional del pueblo matsigenka y se confecciona con hilos de algodón autóctono. El proceso de confección puede llevar varias semanas, sobre todo al principio, ya que primero hay que hilar el algodón y luego colocarlo en el telar de forma precisa. Este trabajo lo realizan principalmente las mujeres.
Tanto hombres como mujeres de todas las edades usan el kushma, pero hay una diferencia de diseño según el sexo. Los hombres visten telas con rayas verticales y cuello de pico, mientras que las mujeres llevan rayas horizontales y cuello recto. Los diseños de las prendas representan diversos animales, como serpientes, pájaros y peces. Cada iconografía cuenta una historia relacionada con el mundo natural.
Uno de los animales representados en el kushma es el tsintsikiti o pájaro, relacionado con la caza. Cuando una familia desea que su primer hijo sea un buen cazador, el chamán celebra una ceremonia de ayahuasca y luego va a buscar al tsintsikiti a la selva. Si encuentra al pájaro, éste le da una hierba especial que el chamán prepara y da a la mujer embarazada.
El shimapentiyaki es un pez, conocido como Boquichico en español; también está representado en los kushmas. Este pez simboliza todos los seres descendientes de una mujer, la fertilidad, la juventud, la belleza y la abundancia. Los diseños de escamas de las prendas compensan la pérdida del brillo de la juventud por el paso del tiempo.
Otro diseño común es el Tshigopatsapa, que representa un gusano de bonito color que sale de noche a comer y regresa a su lugar seguro. Este diseño simboliza a alguien que sabe pensar y ha alcanzado una madurez emocional.
<i>Kompero</i> o ave, se utiliza en las kushmas de los adultos para ayudar a atraer al sexo opuesto, ya que se cree que el canto del ave es hermoso y eso posibilita la conquista. Sin embargo, este diseño no se coloca en la kushmas de los niños Matsigenkas, ya que se cree que podría hacer que el niño se convierta en un adulto ocioso y tonto.
Estos diseños también se representan en tsagi (bolsos) o monederos y pulseras, como prolongación de la visión y el vínculo con la naturaleza, los animales y los seres espirituales del imaginario.
En la actualidad, las kushmas se utilizan ocasionalmente, principalmente para protegerse del frío o en reuniones y celebraciones. En las familias Matsigenka, cada miembro suele poseer al menos una kushma, y se considera que el número ideal es de aproximadamente tres. De esta manera se destina una kushma vieja para el trabajo en la chacra, uno de uso cotidiano y otra cuando amerita una ocasión especial (Johnson, 2023)
Las pulseras son fabricadas exclusivamente por mujeres matsigenka. Los diseños geométricos tejidos en las pulseras cuentan historias y también reflejan el estado civil de una persona, así como algunos rasgos de su personalidad o sus gustos individuales. Durante el proceso de tejido se utilizan cuatro colores principales: blanco, crema, marrón y rosa. Estos colores se consiguen utilizando tintes naturales extraídos de cortezas de árboles y barros. Por ejemplo, el color marrón se obtiene de la corteza de mariviashi, el negro con barro y huito, el amarillo y el rojo con achiote, el violeta con corteza de sanipanga y el rosa con potsota. Además, se utiliza algodón blanco o rojo para completar la secuencia de colores de la pulsera.
La fabricación de las pulseras se realiza utilizando un pequeño telar de cintura, que se teje manualmente con hilos hechos de algodón nativo obtenidos de sus propias chacras.
Otro bolso utilizado por los matsigenka es el tsagi, que se confecciona con hilos de algodón autóctono y sigue un proceso similar al de la fabricación de pulseras o kushmas. Estas bolsas están adornadas con diseños que representan la relación del pueblo matsigenka con los pájaros, las serpientes y los peces, y se utilizan tintes naturales para dar al diseño una estética particular.
El tsatanentsi o fular portabebés, es un tejido confeccionado con hilos de algodón y lleva adornos como semillas y huesos tallados con diferentes diseños, que le proporcionan una estética única. Se cree que los huesos utilizados en la decoración del tsatanentsi son obtenidos por el padre durante la caza de animales, lo que simboliza poder y protección para el bebé. Además, su uso puede ser un signo de prestigio para el padre o la familia, ya que revela su habilidad en la caza.
El uso de fibras vegetales en la elaboración de tejidos tradicionales entre los Matsigenka representa vívidamente su cultura, sus conocimientos y sus prácticas. Estos tejidos se elaboran con materiales obtenidos del bosque y forman parte de su vida cotidiana, lo que les permite reafirmar sus conocimientos. Los insumos utilizados para hacer cestas y bolsas son muy diversos e incluyen corteza de cetico, tamshi, así como fibras de piña. Estos materiales naturales les permiten mantener una estrecha conexión con el medio ambiente y conservar las tradiciones que les legaron sus antepasados.
Los bolsos o jempos en matsigenka son elaborados utilizando la corteza del árbol de cetico, que es una fibra obtenida del bosque. Este proceso de fabricación sigue una serie de pasos para convertir la corteza en un material tejido y duradero.
El primer paso consiste en preparar la fibra de cetico. Esto implica pelar la corteza del árbol y lavarla cuidadosamente. Una vez lavada, la fibra se sacude en el río para eliminar cualquier impureza restante. Después de este proceso de lavado, la fibra se deja secar al sol durante uno o dos días, hasta que esté completamente seca. Una vez que la fibra esté seca, se procede a "torcerla" para transformarla en hilos, que se utilizarán como material principal para tejer el bolso.
Además de la fibra de cetico, también suelen utilizar la fibra de piña en la elaboración de los jempos. Esta fibra se obtiene de las hojas de la planta de piña y se procesa de manera similar a la fibra de cetico. Durante el proceso de tejido, los artesanos también utilizan tintes naturales extraídos de la hoja de sanipanga para teñir los bolsos. Estos tintes naturales le dan a los jempos colores vibrantes y formas distintivas, formando parte del diseño tradicional matsigenka.
Con habilidad y dedicación, los artesanos Matsigenkas transforman las fibras naturales en hermosos bolsos tejidos que representan no solo la funcionalidad, sino también su estética ligada a la rica tradición cultural y el vínculo con la naturaleza.