Territorio Awajún-Wampis

Según la perspectiva cosmológica Awajun, el bosque representa el huerto sobrenatural de Shakaim, hermano o esposo de Nugkui. En esta creencia, Nugkui reemplazó las criaturas del bosque de Shakaim por especies cultivables que ofreció como regalo a la comunidad Awajún (Descola, 2005). En este contexto, la agricultura Awajún tiene significados más profundos que simplemente asegurar la subsistencia. Se entiende que los Awajún comparten un mundo natural que está animado y habitado por entidades espirituales, y la comunicación con estas entidades tiene lugar a través de canciones, rituales y sueños (Brown 1984:134).

La topografía del territorio Awajún, al igual que la del territorio Wampis, es básicamente de bosque húmedo tropical con colinas altas y algunas tierras aluviales onduladas. Las tierras altas marcan las pendientes entre ríos y quebradas y son de baja fertilidad. Sin embargo, las llanuras aluviales dejan una capa de limo en la estación seca muy favorable para el cultivo (Regan, 2007).

A lo largo de la historia, los pueblos jíbaros -incluidos los awajún y los wampis- han encarnado este estereotipo de "indios bravos" por su actitud guerrera, su capacidad de organización y su autonomía. En los últimos años, estos pueblos no han dejado de reivindicar su autonomía política y territorial en el marco de las negociaciones en curso con la sociedad nacional. Desde la promulgación de la ley de comunidades nativas de 1974, y tras un intenso trabajo de demarcación y legalización, los awajún y los wampis han logrado titular grandes extensiones territoriales en forma de comunidades nativas y reservas comunales.

De este modo, estos pueblos han frenado en parte el avance de la colonización de tierras por parte de campesinos, generalmente pobres, llegados de la sierra y la costa peruanas a partir de los años 60, y en muchos casos apoyados por el gobierno peruano, que veía la selva como una "tierra sin hombres para hombres sin tierra". El reconocimiento legal de las tierras indígenas, en cierto modo, puso límite a la expansión de los colonos y permitió la posibilidad de una coexistencia relativamente pacífica entre los habitantes de la región.

En los últimos años, la minería artesanal de oro ha llegado a este territorio, sobre todo a los ríos Cenepa y Santiago, causando malestar y muchas complicaciones sociales en la sociedad indígena.

Las viviendas en las que viven los awajun y los wampis se conocen tradicionalmente como jíbaras. Estas casas se levantaban en terrenos elevados y estaban rodeadas de campos de cultivo que albergaban mandioca y otros productos agrícolas. Las estructuras de las casas son de forma elíptica, con paredes construidas con "pona" y techos elevados cubiertos con hojas de palma. En el interior, la casa estaba dividida en dos: una parte destinada a las mujeres y otra a los hombres. Como señala Brown (1984), más que una división entre lo masculino y lo femenino, se trataba de una diferenciación simbólica entre actividades formales e informales.

La zona femenina comprendía el espacio interior de la casa, que incluía camas, cocinas, tinajas de masato y la zona por donde circulaban los animales. En cambio, la zona masculina constituía el espacio exterior de la casa, destinado a recibir visitas, con asientos y camas elevadas para los jóvenes solteros. Los materiales utilizados en la construcción de las casas son variados y su elaboración puede llevar un mes, según nos cuenta Efraín:

'Los materiales que se utilizaron en la elaboración de la casa tradicional, buscamos shungo, palos duros que pueden durar años, también a veces chontas maduras, de ese palo cortamos para poner vigas como tijeras, y luego hojas de yarina y otro campanac, eso dura 10 años, es mejor, la yarina dura como 5 a 4 años, eso es lo que dura. Cuando se secan las hojas para hacer los techos, las dejamos secar y luego las tejemos. A veces hacemos mingas para hacer una casa, cuando hay comida. Una casa se puede construir en un mes, pero si se tienen todos los materiales se puede hacer rápidamente.

Una familia con tres mujeres construye casas de 15 por 8 metros, y las que no, de 4 por 2 metros. El techo es de yarina o palmiche. Antes no usaban paredes, pero como había tigres tenían que hacer la pared con la corteza de las palmeras, como chonta. Antes hacían mingas para hacer las casas, a veces por su cuenta. Mariluz, comunidad de San Antonio, río Cenepa.