Entrevista con el artista sonoro Nahun Saldaña Macedo sobre la naturaleza de su trabajo y el sonido como herramienta de resistencia.

El sonido es uno de los fenómenos naturales más apasionantes por su capacidad para afectarnos

Esta es una entrevista en diálogo con el artista Nahun Saldaña Macedo, sobre el significado del sonido y su relación con su trabajo con el pueblo asháninka que expusimos en Xapiri Ground en 2021 para una muestra en dos partes titulada'El Armamento Sonoro del Ejército Asháninka 1980-2000'. (El Armamento Sonoro del Ejército Asháninka)

‍XG: Su trabajo con la comunidad ashaninka se presenta en nuestras galerías, háblenos un poco de su relación con el Amazonas y el pueblo ashaninka.

NS: El Amazonas o "La Selva", como yo lo llamo, es mi punto de retorno o inflexión. Es el hogar de algunas de las personas más queridas de este planeta (mi familia extendida) y de los recuerdos más significativos de mi infancia. La añoranza de La Selva se combina con el respeto y la curiosidad, y eso se parece mucho al vínculo que tengo con las comunidades que viven allí, como los asháninkas. 

Mi relación con ellos es de profunda admiración y respeto. Desde occidente, tenemos mucho que aprender de todas las comunidades que conviven armónicamente con la selva, porque algunos no lo hemos conseguido y uno de los aspectos que más curiosidad me generan es precisamente sus formas de escuchar y dar sentido a su entorno.

XG: ¿Cuál fue la inspiración que le llevó a conocer y trabajar con los sonidos de la resistencia asháninka?

NS: Cuando visitaba el Lugar de la Memoria (LUM) en Lima recuerdo haber escuchado el sonido de pájaros en una de las salas, cuando logré ubicar la sala, esperé hasta escuchar el sonido del video y para mi sorpresa la explicación vino de un hombre de lentes negros (Don Alcides Quinchuya Quinchima) que imitaba los sonidos que en algún momento se utilizaron como estrategia de comunicación en la resistencia a la invasión terrorista en uno de los episodios más sangrientos de la historia del Perú. 

Quede fascinado con esta historia y no paraba de contárselo a cualquier que hablaba del tema, y no fue hasta que conocí los conceptos de Paisaje Sonoro de Murray Schafer donde encontré una forma desde occidente de entender algo que puede parecer sólo anecdótico desde un punto de vista histórico. Es ahí donde empieza esta pequeña aventura.  

XG: En su opinión, ¿cómo podemos entender el sonido como herramienta activista para sensibilizar a la sociedad sobre temas concretos?

NS: Para mí, el sonido es uno de los fenómenos naturales más apasionantes por su capacidad de afectarnos, hacernos vibrar y transformarnos en nuestra condición de seres vivos. En ese sentido, movilizar la conciencia es un efecto que puede utilizarse para cualquier objetivo, incluso político. Por eso lo considero una herramienta poderosa en sí misma, e incluso más allá de los aspectos físicos del sonido. 

El sentido que le damos a gran parte de los sonidos están relacionados estrechamente en la forma en cómo construimos y vivimos nuestra realidad. Por ejemplo, no es lo mismo habitar en un entorno sonoro lleno de motores de autos, alarmas y gritos humanos en comparación a un entorno natural lleno de árboles y cantos de aves. 

No es que uno sea mejor o peor (al margen del impacto fisiológico), simplemente que configuran formas distintas de interpretar el silencio, el ruido e inclusive la vida.

El simple y difícil hecho de pararse a contemplar y prestar atención activa a los sonidos que nos atraviesan y nos vibran, es un acto importantísimo que defino como el activismo auténtico, puesto que si vives en una sociedad que te empuja a la velocidad, automatización y resultados inmediatos, hacer todo lo contrario es un acto revolucionario que parte de uno y vuelve a uno. No quiero que se confunda con una posición pasiva de la realidad, sino justamente es todo lo contrario, es la forma más activa y crítica que tenemos para estar presentes en la realidad que nos toca vivir.  

Por todo ello los procesos que implica lo sonoro, como la escucha, la reproducción, sus vibraciones, otros componentes asociados son en sus efectos la movilización más activa que nos empuja a ser más vulnerables y por lo tanto a ser más críticos.

XG: ¿Qué proyectos está desarrollando actualmente, alguno relacionado con la Amazonia?

NS: Hay varios proyectos de investigación que estoy explorando paralelamente a mi camino como diseñador, tengo pendiente una cartografía sonora sobre el último valle de Lima que aún estoy buscando un lugar idóneo para editar, este es el más relacionado con la selva, y la segunda parte de este proyecto que busca encontrar las correlaciones de la ecología sonora con las comunidades que vivían en la selva a través de la composición de sus silbatos por ejemplo. Mis proyectos siguen en esa fase exploratoria en la que todo puede suceder y esa expectativa de sorpresa sigue estimulándome.

XG: El sonido siempre ha sido una parte fundamental de muchas comunidades indígenas de todo el mundo, en su opinión y experiencia, ¿cuál es el papel del sonido en el mundo moderno y cómo nos influye hacia un cambio de conciencia?

NS: En mi opinión es fundamental para todo tipo de comunidades, en el caso del "mundo moderno" al que pertenecemos no es menos importante. Ahora mismo el sonido del teclado que hago mientras escribo este texto configura un estado de ánimo que en algún momento está asociado a mi escritura. Creo que la modernidad se caracteriza principalmente por la proliferación de tecnologías, prótesis e interfaces en los humanos (somos uno de los animales que más crea y utiliza todo esto). Todo este ecosistema sonifica y vibra con nosotros a diario y de alguna manera (no sé exactamente cómo) moldea algo de nuestra conciencia hasta el punto de formar parte de nuestros hábitos y mediar nuestro mundo interior hacia el exterior. En ese sentido cualquier cambio consciente e inconsciente en ese ecosistema tendrá un impacto en nuestro interior, no me atrevo a especificar de qué manera y en qué forma para que se entienda como un cambio. 

En todo caso antes de un cambio me preguntaría qué elementos quiero cambiar y porque, finalmente la libertad de conciencia es quizás lo último que debemos de perder o dejar en manos de algo que esté fuera de uno. En ese sentido y esto creo que es una posición inclusive más política, creo que la libertad de conciencia que uno tiene parte de ese sentido de estar presente y cómo influye lo que vivimos, escuchamos y sentimos en general. Intentar gestionarlo puede ser un ejercicio esquizofrénico, sin embargo eso no le resta la importancia de presenciar dichos sonidos como proceso para sentirse vivo.