El sonido del latido ancestral
Para los matsigenka de Shipetiari, la tradición de hacer el tambor es algo que pocos o nadie ha seguido practicando. A lo largo de nuestras numerosas visitas a la comunidad, algunos miembros han compartido sus recuerdos de esta tradición ancestral, empezando por Ángel, cuya familia es de Tayakome. Su padre, Napoleón, le enseñó a fabricar el tambor cuando era pequeño. Recuerda que utilizaban la piel del coto mono y del mono maquisapa para producir un sonido profundo y resonante.
Así, con la ayuda de Ángel, que había reunido las pieles, hablamos con Luciano Keimari, padre de Javier Keimari y marido de Lola. Luciano es un experto en la fabricación de flechas y había manifestado su interés por fabricar un tambor para nosotros. En el vídeo se ve a su hijo Javier ayudándole en el proceso de fabricación del tambor mientras Luciano imparte sus conocimientos a su hijo.
El tambor tiene dos caras, una de cada tipo de piel moldeada y estirada sobre una base de madera de balsa o topa, de la familia de las bombacáceas. Esta madera se utiliza habitualmente para fabricar una gran variedad de artesanías e instrumentos en toda la Amazonia. En el interior del tambor se coloca un puñado de semillas de huayruro para añadir un efecto sonoro al tocarlo, antes de sellarlo permanentemente con una cuerda hecha a mano que se retuerce con la palma de cetico; también se utiliza en sus características bolsas de jempo anudadas a mano.
Dependiendo del fabricante, la superficie de madera del tambor está generalmente pintada o decorada con motivos. Aquí Luciano pintó parte de la superficie con el pigmento de semillas "achiote", utilizado habitualmente en toda la Amazonia para pintarse el cuerpo, protegerse y como pigmento general con el que crean.
Según Terri Italiano (que aparece en el vídeo), la tambora o "tingyia" era un instrumento que acompañaba las celebraciones en las que una fila de hombres, vestidos con sus kushmas, giraban de lado a lado mientras tocaban el tambor para las mujeres, que bailaban y cantaban en fila. Al final, el tambor terminado hizo su aparición en la celebración de la comunidad aquella noche, con varias manos tocándolo, todo el mundo bailando entre risas y una sensación de algo familiar, un recuerdo de los tiempos pasados.
Queremos dar las gracias a Angel, Luciano y Terri por ayudarnos a revivir este instrumento musical de su memoria ancestral. Y es nuestra esperanza que a través del poder del canto y el sonido tradiciones ancestrales como estas continúen en las generaciones presentes y futuras.
Este proyecto es posible gracias a nuestra asociación con SePerú, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la igualdad de beneficios y la cogestión de las comunidades indígenas peruanas y su ecosistema natural.
Apoye este proyecto para que podamos seguir compartiendo y aprendiendo sobre el conocimiento ancestral del pueblo Matsigenka.
Vídeos: Davis Torres, Melanie Dizon
Edición de vídeo: Melanie Dizon
Fotografía: Davis Torres
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